miércoles, 2 de abril de 2008

Años luz de la democracia.

No suelo escribir de este tema. Cuando construí mi jaula no tenía la intención de dedicarla a otra cosa que cuento y relatos cortos, donde el mensaje central fuera cubierto por metáforas y analogías. Nunca quise dedicar mi jaula a la política y menos de forma directa como ahora lo hago.
Pero en los últimos momentos de ocio, de esos que como filósofo son menos de lo requeridos, me he percatado de una de las peores características de nuestra sociedad. Antes de seguir debo advertir que no pretendo convertir mi jaula en un lugar de discusión política, ya tiene los lectores demasiados dolores de cabeza con mi horrible estilo y mis tardanzas para publicar.
El ocio lleva a un búho a volar sobre otras tierras y dirigir su mirada a otras presas. Entre ellas están los diarios de circulación nacional, en su versión digital. Comencé a revisar los diarios impresos, con la única intención de leer los cartones que publicaban; para nadie es un secreto mi afición hacia las tiras cómicas, y los mensajes trasmitidos por medio de “monitos”. Por intereses y convicciones de su emplumado servidor reviso diariamente “Reforma” “La Jornada” “El Universal” y “New York Times”. El último responde a mis intereses en EU (en tanto política y deportes), por su importante cobertura de los sucesos del mundo, además que tiene grandes cartonistas. El tercero de ellos lo reviso únicamente por sus moneros.
Fueron “Reforma” y la “La Jornada” quienes impulsaron, de modo accidental, este pequeño e infumable texto. Ambos diarios manejan una línea editorial radicalmente distinta; y es por eso que procuro leer la misma nota en cada uno de ellos. En parte fue el morbo, de ver como una misma nota tiene enfoques distintos, lo que me atrajo a leerlos a ambos.
Más allá de los enfoques, lo que despertó mi atención es una pequeña opción que tiene el lector de diarios electrónicos, dar su opinión. Fue entonces cuando me di cuenta de lo lejos que estamos de la democracia.
No me extraño la división en las ideas y perspectivas políticas de nuestra sociedad; es más al diversidad (al grado de ecosistema tropical) me parece deseable y un de los mayores puntos a favor de nuestra pequeña democracia. En un mundo liberal la opinión contraria hace fortalece la propia.
Lo preocupante es el olvido de esta última frase. Se nos ha olvidado que aquel que piensa distinto a nosotros no es otro sino un nosotros. La democracia no esta fundada en rivales u oponentes (a los cuales se debe destruir y aniquilar) sino en contrarios (con los cuales se discute y se les vence en un juego de argumentos y refutaciones).
Los comentarios de la mayoría de los lectores, están cargados de odio, resentimiento, e incluso deseos de muerte ante aquel que no piensa igual que nosotros. La democracia no puede funcionar bajo parámetros de odio, pues el odio lleva al desorden y la violencia; y como dice Thomas Hobbes “Las personas temen más al desorden (o violencia) que al tirano”… Y cuando se prefiere al tirano, la democracia ha muerto.