domingo, 17 de junio de 2007

Destierro


Una figura solitaria, de pie frente a la entrada de una gran ciudad, de la cual se destierra:

“Hoy te abandono, dejo de ser uno de tus ciudadanos. Eres la ciudad de mis padres y de mis abuelos. Ellos honraron tu nombre, construyendo tus edificios y peleando tus batallas. Yo mismo he vivido veinte años bajo tu cielo… pero ya no más, hoy te dejo”

“Te dejo porque ya no tienes nada más que darme. Tu gentilicio ya no dice nada de quien soy. Tu sociedad, tu cultura, tus tradiciones han dejado de significar algo para mí. Desde hace algún tiempo me es imposible identificarme con tu nombre, tus símbolos y tu historia.”

“Nunca más rendiré honores a tu bandera, que hoy cuida mi destierro. Ya no venerare a tus falsos héroes ni sentiré orgullo de tu mítica historia. No volveré a defender tu nombre y mis logros ya no serán merito tuyo. Nunca más celebrare tus fiestas y de tus tradiciones sólo practicare las que convengan.”

“Llámame traidor o partisano, pero no podrás negar, que mientras viví en ti, fui un buen ciudadano. Siempre cumplí tus leyes, por más ridículas que me parecieran. Cuando me necesitaste participe en tu vida pública. Fui decente tanto con tus ciudadanos como con tus monumentos. Aprendí tu historia, lenguaje, tradiciones y costumbres. Siempre page mis impuestos y cumplir con las responsabilidades que se me encomendaban. Nunca fui egoista, y siempre te di lo que un buen ciudadano le da a su ciudad… eso sí, nunca me deje llevar por ese patriotismo barato que intentas infundir en tus habitantes; y también muchas veces preferí lo extranjero sobre lo tuyo, no porque fuera extranjero, sino porque era mejor.”


“Ahora debo buscar una nueva ciudad donde vivir. Mi nueva ciudad debe ofrecerme lo que tú ya no me puedes dar. Las ciudades son para las personas no las personas para las ciudades. Una ciudad debe de ser el lugar donde la persona pueda ser mejor y llegar a ser lo más hombre que pueda. Eso tú ya no me lo puedes dar, debo buscar donde lo pueda encontrar… Y cuando la encuentre, viviere en ella, cumpliré sus leyes, aprenderé su historia, lenguaje y tradiciones; tendré el mismo comportamiento que en ti tuve. Porque así como la ciudad le da a uno, uno debe darle cosas a la ciudad.”

“Y si esa nueva ciudad deja de darme lo que necesito también la dejare, como hoy te dejo… Un día un mago me dijo: “Sabio es el que sabe que su patria es donde lo llevan sus pies””

lunes, 11 de junio de 2007

Con MUCHO sarcasmo

Mexico DF a X de X de 200X
Amigo asesino.
Presente.

Querido amigo asesino, y te digo amigo porque a pesar de la riqueza de nuestro vocabulario no encuentro calificativo adecuado, por lo que prefiero usar una palabra que embellezca un poco la forma en que me referiré a ti. Además llamándote así te puedo considerar alguien cercano y hablarte con toda confianza; esta noche, quiero, necesito hablar con tigo.

Antes que nada, si eres uno de esos que al tener que matar a un semejante le tiemblan las piernas, no eres capaz de ver a la victima a los ojos, y al haber cometido tu deseo te queda un cargo de conciencia; no sigas leyendo, esto no es para ti. Mi amigo el asesino, puede pasar días, semanas, incluso meses enteros planeando el crimen. Es capaz de ver a los ojos llorosos, oír la voz quebrada clamando piedad, goza al jalar el gatillo y al ver el cuerpo sin vida en el suelo y la sangre manchando el asfalto, libera una pequeña sonrisa y se da media vuelta con gran satisfacción. Si eres uno de esos, sigue leyendo, esto es para ti. Ahora si el lector de mi carta es un ciudadano cualquiera, o alguno de sus seres queridos ha sido asesinado y encuentra ofensiva mi carta, perdón, en verdad le pido perdón por mi sarcasmo.

Déjame decirte, querido amigo, que te admiro. Ya no eres un ser humano. Los humanos tenemos una debilidad, que se llama conciencia. Somos capaces de sentir culpa. Pero tú has suprimido por completo tu conciencia. Has logrado acallar la voz de Dios. Los humanos muchas veces nos encontramos en tensión entre el deber y el querer… tú has superado esa tensión.

Por supuesto que no te das cuenta que cada víctima es una historia; con personajes, ambientes, circunstancias, protagonista, antagonistas, amores, sueños y fracasos. Al jalar el gatillo, das final abrupto a la historia, donde el sufrimiento de los personajes y la solución que das a los problemas, es lo que más irrita a la sociedad y da placer a tu alma, amigo mío.

Algo que no alcanzo a entender y espero que me lo puedas explicar, es el caso de mis amigos que son asesinos, porque un día sufrieron la perdía de un ser querido. Lo que me acongoja es que hoy sean parte de aquello que un día los hizo sufrir.

Amigo asesino, no desesperes, ya voy a finalizar.

Como despedida, sólo quiero pedirte un favor. No te pido que dejes de matar, sería incapaz de pedirte que dejas de hacer lo que te hace “feliz”; tampoco te pido que pienses en las familias de las víctimas, se que eres incapaz de eso; menos te pido, que si un día deseas matarme te abstengas, nada le daría más sentido a mi vida que el saber que hasta en la muerte pude dar alegría a alguien; para que veas, ni siquiera te pido que mientras me matas pienses en aquella que me llorara. Te pido que guardes esta carta en un lugar en el cual la puedas leer cada que no tengas nada mejor que hacer.

No me queda más que mandarte un cordial saludo y agradecerte, por darme una razón para escribir.

ATENTAMENTE












Su amigo Gorgias.
PD. Te deseo, de todo corazón, que por cada víctima exista un perdón.




miércoles, 6 de junio de 2007

Un hombre común

Pareciera que hoy en día todo es resultado de una gran conspiración. Son tantas las sociedades secretas que parece que hasta el más insignificante de los individuos pertenece a una. Las agrupaciones místicas milenarias, los juegos de poder en la oscuridad, los secretos que de revelarse destruirían por completo a occidente, nuestra percepción del mundo y a nosotros mismos, los peligrosos y radicales agentes que protegen tales secretos y los inocentes periodistas o profesores universitarios que por maravillosas coincidencias deben descubrí el secreto pululan por todos lados.

Los hombres nos hemos aburridos de nuestras vidas y buscamos secretos, enigmas y conjuraciones donde no las hay. Desde el brote de una flor hasta la lista del supermercado de los miércoles son objeto de sospechas. ¿Qué acaso no existe algo de lo cual no quepa duda? ¿Por qué debemos pensar que detrás de todo hecho o suceso hay fuerzas obscuras que lo manipulan?

Afortunadamente todavía habemos, aunque pocos, aquellos cuyas vidas están más allá de tanto complot. Hombres cuyas vidas se mueven en preocupaciones ordinarias como pagar deudas, tener tiempo para la familia o que el equipo favorito de uno le regale unas pizcas de alegría.

Como el hombre de está pequeña historia. Nunca supe su nombre, ni su profesión ni de donde era. Sólo sabía que todos los días se subía al mismo camión que yo, cuando su buhímico servidor regresaba de la prepa.

Entonces ¿por qué le dedico un texto? No es por sus ropas; siempre llevaba unos pants grises y viejos, tampoco por su gran físico; su panza revelaba que nunca se había parado en un gimnasio, tampoco es por su apariencia; si bien no andaba sucio sí andaba un poco descuidado.

Les comento de mi compañero de viajes por el glorioso RTP de la ciudad de México, por su hijo, por todo lo que sacrificaba por él. Como ya lo dije no lo conozco personalmente, pero bastaba con verlo para saber lo que sacrificaba por su hijo. Siempre que se subía al camión llevaba en una mano una bolsa de plástico (no se necesitaba ser un genio ni tener vista de rayos X para saber que llevaba cosas de su hijo) y un par de sudaderas, y en la otra mano llevaba cargando a un niño con un grave retraso mental.

No quiero insultar el trabajo y el amor de de este padre por su hijo, con una de mis malas, estúpidas y pobres descripciones (que ustedes mis lectores ya conocen). Me limito a decirles que aquel padre cuidaba a su hijo como si fuera el mayor tesoro del mundo. Se veía, en como lo trataba y en el amor que sus ojos reflejaban al verlo, que todo su mundo, que toda su vida giraba alrededor de aquel pequeño niño.

No se ustedes pero para mí esta historia es más interesante que cualquier estúpida conspiración producto de los “grandes avances ideológicos” de nuestra sociedad…